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Old 10-14-2008, 01:50 PM   #7
BulldoG
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Default [Continuacion] Capitulo IV: La caida de Dvergardunn

En el mismo instante en que el rey entro en el valle, todos sus temores y preocupaciones desaparecieron, tan intensa es la presencia de Valah en aquel lugar que incluso los enanos, seres incapaces para la magia, pueden percibirla. El gobernante de las montañas se sentó a la orilla del lago y simplemente comenzó a disfrutar de la maravillosa tranquilidad que el valle le transmitía, sin embargo, luego de dejar descansar su mente por un momento de las preocupaciones que lo agobiaban recordó el motivo de su visita. -Org. ¿Por que no has regresado?- Murmuró con tristeza, y luego agregó: -¿Es que acaso hemos hecho algo malo que nos haga merecedores de ser castigados?- Una suave briza cálida sopló en el rostro del rey y la presencia de Valah repentinamente se volvió extremadamente intensa. -Norin, señor de los enanos, no te pediré que no estés triste pues los tiempos que se aproximan son merecedores de la tristeza.- Dijo una voz suave que provenía de todas partes. -Pero debes saber que nada malo han hecho, y que no han sido abandonados.- Volvió a hablar la voz. -¿Y que es lo que debo hacer?- Preguntó Norin. Y la voz respondió: -Regresa con los tuyos ya que eres el rey, y llegado el momento será tu decision la que salve muchas vidas aunque pienses que tomaste la decision equivocada. Pelea sin temor señor de los enanos, pues yo te aseguro que cuando la espada del enemigo este a punto de darte muerte, será mi propio hijo quien salvará tu vida.- Norin se puso de pie y tras agradecer a Valah por escucharle, regresó de inmediato a Dvergardunn, listo para luchar contras los codiciosos humanos y elfos de piel oscura que comenzaban a llegar por los pasos montañosos.

Los habitantes de las tierras altas no habían combatido desde hacia siglos, aun así, pelearon como experimentados guerreros y mantuvieron al ejercito enemigo fuera de Dvergardunn durante semanas, pero los invasores casi podían oler el poderoso xymerald desde las afueras de la ciudad y se fortalecían con cada paso que daban. La hechicería de los elfos oscuros era intensa y sus filas eran numerosas, miles de enanos, utghars y nordos murieron valerosamente defendiendo la mina hasta que finalmente llegaron al punto de no poder seguir resistiendo el fuerte ataque del enemigo, sin mas opciones, el rey Norin tomó la difícil decisión de hacer sellar la mina de Dvergardunn y abandonar la ciudad llevándose tanto xymerald como fuese posible. Así fue que los habitantes de las montañas terminaron refugiándose en las ultimas islas del extremo norte, y el puente que las conectaba con el resto del continente sería su única defensa contra los enemigos durante varios largos y duros meses de constantes batallas que poco a poco iban reduciendo las fuerzas del ejercito del rey Norin.

La mañana del día 157 desde que la ciudad de Dvergardunn fue abandonada a manos de los invasores del desierto, una pequeña embarcación colisionó violentamente contra la costa de Fyrkat y un personaje de raza enana descendió del bote con aires de victoria y gritó: -¡Ahí tines Malkmus, volviste a perder! ¡Ya no sigas apostando contra mi o terminaras siendo un sucio mendigo!- Otro enano que desenterraba su cabeza de la nieve varios metros mas adelante de donde la embarcación había hecho impacto dijo: -¡Esta no cuenta, estamos vivos de milagro!- A lo que el ganador de aquella apuesta respondió: -Estás seco y en tierra firme, acepta tu derrota.- De entre los escombros del deshecho navío surgió un utghar, el cual exclamó: -¡Roderic, bestia horrible! Tu talento para la navegación es mas espantoso aún que tu imitación del canto de las ballenas.- Los tres personajes recogieron sus escasas pertenencias y rápidamente se pusieron en marcha. -Mejor darnos prisa, pues ya han comenzado a chocar las armas.- Dijo el utghar cuyo nombre era Brimak , y quien poseía el don de ver los acontecimientos distantes, refiriéndose a la batalla que acababa de empezar.

El ejercito oscuro de las dunas finalmente avanzaba con intensiones de cruzar el gran puente y dominar por completo el territorio de las tierras altas, sabiendo que los habitantes de las montañas ya no tenían fuerzas suficientes para seguir combatiendo, solo avanzaban con una parte de su ejercito compuesta principalmente de feroces moloks. Pero Norin estaba dispuesto a morir antes que ver al enemigo cruzar el puente, durante varias horas el rey enano y su ejercito opusieron una dura resistencia a los enemigos, aunque finalmente se vieron superados y Norin ordenó a la mayor parte de sus guerreros retroceder hasta el otro extremo del puente y derribarlo mientras él y unos pocos de sus guardias detenían el avance de los moloks. Cientos de Utghars, nordos y enanos retrocedían contra su voluntad y llenos de tristeza abandonaban a su rey y a sus compañeros obedeciendo las ordenes de Norin, sin embargo, dos enanos y un utghar corrían por el puente en dirección contraria al resto y avanzaban velozmente directo a la batalla.

El enemigo rodeó a Norin y sus guardias y el general molok que los comandaba avanzó directo contra el rey para acabarlo, luego de un par de golpes el líder de las tierras altas cayó al suelo completamente agotado y sin fuerzas para levantarse. -¡Muere señor de los enanos!- Dijo el molok sonriendo mientras lanzaba su ultimo golpe contra el abatido Norin, pero mientras su enorme espada descendía para poner fin a la vida del rey enano, el hacha de Malkmus golpeó con fuerza el arma del molok haciéndola partirse y a continuación envió al general enemigo al reino de los muertos de un solo golpe. Norin observó al enano que acababa de salvar su vida y, con una expresión en su rostro que denotaba esperanza, el gobernante de las montañas soltó una palabra. -¡Org!-
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... " Marck El Gris " ...
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